Markarián, los rótulos y el Barcelona



"No estoy dispuesto a aceptar los rótulos. Estoy podrido de los rótulos. De los medios, de los periodistas e incluso de los técnicos que también ponen rótulos. Hay entrenadores que son ofensivos, entrenadores que no lo son, entrenadores que son ratones. Ya estoy cansado de eso. Es muy fácil poner rótulos". Sergio Markarián explotó en la conferencia de prensa tras la derrota de su Perú frente a Chile en la última jornada de la primera fase. Ofuscado, hastiado por las descalificaciones simplistas y carentes de argumentos, el técnico uruguayo soltó toda su indignación. Aburrido de escuchar y escuchar los epítetos que los medios instrínsecamente la agregan a su apellido, salió al campo de batalla decidido a luchar en la guerra dialéctica que tiene como enemigo al periodismo. 

"El periodismo siempre está invicto". Histórica frase de Carlos Bianchi en sus tiempos como técnico, la cual revivió Ezequiel Fernández Moores en su reciente columna, "El extranjero". El periodismo siempre gana, nunca pierde. Apuesta y arriesga un capital que no es propio. La derrota no existe. Siempre triunfa, nunca fracasa. Generaliza, etiqueta de manera rotunda y sencilla. "Markarián es defensivo". Nulo análisis previo para elucubrar tamaña conclusión. 

El público futbolero y los técnicos no están exentos de la calificación repentina cimentada en un guión demasiado endeble, débil. En la vertiginosa y globalizada realidad actual el análisis es obsoleto. Incluso en más de una oportunidad se sentencia de manera firme y contundente sin ni siquiera haber visto el partido en cuestión. Infundada o no, la crítica es siempre despiadada. 

"Hay que ser pragmático, hacer lo mejor que uno puede hacer para la Federacion que lo contrata, para el equipo que lo contrata. Desenvolverse con el material que tiene, sacarlo adelante, dar lucha, batallar y no hacerse golear al divino boton. Es muy fácil cuando se tienen los jugadores que se tienen decir yo soy ofensivo" continuó con su diatriba el entrenador uruguayo. 

El Barcelona es el mejor equipo del Mundo del último lustro y se ubica entre los grandes de la historia del fútbol. La obnubilación total que provoca el conjunto catalán con su perfección también tiene efectos colaterales: el hincha ve al Barca y pretende que todos jueguen como ese maravilloso equipo de Pep Guardiola, con individualidades que están en su momento de máximo esplendor y con una identidad que mantienen y maman desde que ponen un pie en La Masía. Vélez arrollaba en el último Clausura y en la Copa y era el "Barca argentino". La hegemonía de Atlanta en el ascenso era abismal y enseguida lo catalogaron como el "Barca de la B". Una locura fundada en el fanátismo exacerbado.

Ángel Cappa llegó con su libreto simil Barca (salvando las abismales diferencias) a Gimnasia. Hombre de convicciones irrevocables, intentó imponer su estilo. Su equipo nunca rindió y tuvo que despedirse demasiado pronto. El pragmatismo al que hace referencia Markarián contrarresta totalmente la idea del "cappismo". El técnico debería adaptarse a las circunstancias, a la materia prima que tiene y al contexto en el que está inmerso. Ese pragmatismo es el que ostentan técnicos como Mourinho. Entrenadores que no están encasillados pura y exclusivamente en una idea de juego, capaces de cambiar para hacer rendir al máximo las virtudes individuales de sus jugadores, inteligentes para modificar su propio esquema para contrarrestar al rival. 

Markarián se enoja y sabe que tiene razón. Ante selecciones del fuste de Chile o Uruguay es imposible que un Perú notablemente inferior por la ausencia de varias de sus figuras, con Guerrero como único líder y con un Juan Manuel Vargas diezmado, sea ofensivo ante dos potencias sudamericanas. No se trata de ser "ratón" o defensivo. Se trata de ganar y sobrevivir al rival de turno. El fútbol es demasiado rico en conceptos y hermoso como para simplificarlo y adjudicárselo pura y exclusivamente al Barcelona o a la Selección Española. Esos dos equipos son exponentes de la belleza, de la excelencia y el esplendor. Magistrales, aparecen cada tanto y craso error sería querer que todos, pese a no contar con jugadores idóneos, sean como ellos. Es más que probable que, hoy en día, solo ellos puedan ser netamente ofensivos durante toda una temporada por la calidad que tienen sus planteles. Los demás, sin las grandes lminarias que visten la camiseta azulgrana, tienen que ir a la guerra con las municiones disponibles.  

Escrito por Matías Baldo en sábado, julio 16, 2011. Etiquetas , , . Puedes seguir cualquier respuesta a esta entrada mediante el RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta o trackback a esta entrada

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